Ronald Morán, El Salvador.
Diálogos inmateriales.
Diálogos inmateriales.
Por Colectivo Curatorial Aluna
En la obra de Ronald Morán (San
Salvador, 1972) las diversas estrategias de desmaterialización –de
los objetos o de la misma obra de arte-
forman parte de una continua investigación que enfrenta
la crudeza de la historia contemporánea
y la vida cotidiana en Centroamérica y en el mundo, con
el poder de la máxima sutileza
estética. En cada trabajo de desmaterialización el juego de tensiones
entre opuestos como violencia y
sutileza, presencia-ausencia, acaba por introducir la extrañeza
necesaria para generar visiones
críticas.
Hace una década, cuando representó a su
país en la Bienal de Venecia, recubría espacios y objetos
de casa con un material tan blando, tan
blanco, tan suave que parecía de algodón, enfrentando
del modo más sutil las violencias
perpetradas en el ámbito doméstico. Una estrategia perfecta para
provocar otro modo de observación del
espacio familiar bajo acoso. En sus posteriores series de
instalaciones de laberintos y escaleras
construidos con hilo blanco construye metáforas de tensiones
y fragilidades sociales.
Desplazamientos que no desembocan en un asidero seguro. Los registros
posteriores en fotografía y pintura
contienen el eco de la gente transitando zonas inciertas.
El cuerpo, captado como rastro a través
de la instalación la pintura o la fotografía, pero también
como actuante potencial en esos dibujos
con grafito que funcionan a su vez como eco de sus
instalaciones, es también un cuerpo
social. Es a la vez hilo y laberinto, intento e imposibilidad del
ascenso, aspiración y negación de la
utopía, un continuo pasar bajo la tensión de no desgarrar la
pieza del sueño de las construcciones
sociales.
En la serie Diálogos inmateriales,
inspirada en las arquitecturas del japonés
Tadao Ando (n.1941), Ronald Morán
plantea un diálogo con este creador
que usa el silencio espacial como un
modo de pronunciar, tal como en
la poética del Haikú, pocas, precisabas
sílabas que desencadenan súbitas
comprensiones. La afirmación del
arquitecto: “Cambiar la forma de habitar
es cambiar la ciudad y reformar la
sociedad” guarda estrecha relación
con el modo en que Morán usa escaleras
y laberintos o recubrimientos
de algodón y proyecciones que
desmaterializan el mundo, para provocar
umbrales de percepción y transformación
social.
Morán se apropia de fotografías de
espacios arquitectónicos concebidos
por el arquitecto recubriéndolas con
hojas translucidas que cumplen una
función doble: velan o desmaterializan
las maravillosas arquitecturas y
son a la vez el soporte para proponer
precisas geometrías levitantes que
su mano traza de modo preciso,
milimétrico, en tinta, como imagen que
sugiere la posibilidad de otras
construcciones comunes. Quizás de mundos
con la certidumbre de un orden
transparente.
Sus intervenciones ideales en las
arquitecturas de Tadao Ando, esas
construcciones geométricas en tinta que
flotan sobre el papel transparente,
provocan una fusión entre ambos
lenguajes, un diálogo con los
vastos espacios de circulación creados
por este arquitecto maestro del
vacío espacial. ¿De qué nos habla este
lenguaje en conjunción? Ronald
Morán escribe una respuesta personal,
abierta a la interpretación de cada
espectador: “Este diálogo transcurre
entre la dureza y la fragilidad, entre
lo representativo y lo sensorial y
acaba por construir un tránsito entre
los distintos estados en los que la
materia (el estado actual del mundo)
puede ser alterada por la imaginación y
la utopía”.
- En esta publicación de Habitación de Dibujo, Además de Tadao Ando, incluimos imágenes en diálogo con otros arquitectos como: Aires Mateus, Le Corbusier entre otros.-
- En esta publicación de Habitación de Dibujo, Además de Tadao Ando, incluimos imágenes en diálogo con otros arquitectos como: Aires Mateus, Le Corbusier entre otros.-
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